El suelo está compuesto por minerales,
materia orgánica, diminutos organismos vegetales y animales, aire y agua. Es
una capa delgada que se ha formado muy lentamente, a través de los siglos, con
la desintegración de las rocas superficiales por la acción del agua, los
cambios de temperatura y el viento. Los plantas y animales que crecen y mueren
dentro y sobre el suelo son descompuestos por los microorganismos,
transformados en materia orgánica y mezclados con el suelo.
La materia
orgánica es el producto de la descomposición de vegetales y animales muertos. Puede almacenar gran cantidad de agua y es rica en minerales.
Los microorganismos o
pequeños organismos son de dos tipos: los que despedazan la materia
orgánica (insectos y lombrices) y los que la descomponen liberando los
nutrientes (hongos, bacterias). Viven dentro del suelo y, además de
intervenir para que la materia orgánica sea nuevamente utilizada por las
plantas, ayudan a pulverizar las rocas. Lombrices e insectos forman poros
que permiten la aireación, el almacenaje del agua y el crecimiento de las
raíces.
Tomado de http://www.medciencia.com |
Cuando el agua del suelo escasea, se detiene el crecimiento de las plantas, que llegan a marchitarse y morir. Un exceso de agua desplaza el aire del suelo. Este es importante porque aporta oxígeno para la respiración de las raíces. Además es la fuente del nitrógeno que transforman las bacterias, haciéndolo aprovechable por las plantas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario