En el suelo se multiplican miles de formas de vida, la mayoría invisibles para nuestros ojos. Una hectárea de tierra fértil puede contener más de 300 millones de pequeños invertebrados: insectos, arañas, lombrices y otros animales diminutos. La tierra que cabe en una cucaracha puede encerrar un millón de bacterias, además de cientos de miles de células de levaduras y pequeños hongos.
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Todos las sustancias que forman el suelo son importantes por sí mismas, pero lo fundamental es el equilibrio adecuado entre los diferentes constituyentes. La materia orgánica y los microorganismos aportan y liberan los nutrientes y unen las partículas minerales entre sí. De esta manera, crean las condiciones para que las plantas respiren, absorban agua y nutrientes y desarrollen sus raíces. Lombrices, bacterias y hongos también producen humus, que es una forma estable de materia orgánica. El humus retiene agua y nutrientes y ayuda a prevenir la erosión.
En resumen, el manejo sostenible del suelo debe estimular la actividad de los microorganismos, manteniendo o aportando una cantidad adecuada de materia orgánica.
¿Cómo
se forma?
La formación del suelo es un proceso muy
lento: se precisan cientos de años para que el suelo alcance el espesor mínimo
necesario para la mayoría de los cultivos.
- Al principio, los cambios de
temperatura y el agua comienzan a romper las rocas: el calor del sol las
agrieta, el agua se filtra entre las grietas y con el frío de la noche se
congela. Sabemos que el hielo ocupa más lugar que el agua, y esto hace que
las rocas reciban más presión y se quiebren. Poco a poco se pulverizan y
son arrastradas por las lluvias y el viento. Cuando la superficie es en
pendiente, este sedimento se deposita en las zonas bajas.
- Luego aparecen las pequeñas plantas
y musgos que crecen metiendo sus raíces entre las grietas. Cuando mueren y
se pudren incorporan al suelo materia orgánica que es algo ácida y ayuda a
corroer las piedras.
- Se multiplican los pequeños
organismos (lombrices, insectos, hongos, bacterias) que despedazan y
transforman la vegetación y los animales que mueren, recuperando minerales
que enriquecen el suelo. Este suelo, así enriquecido, tiene mejor
estructura y mayor porosidad. Permite que crezcan plantas más grandes, que
producen sombra y dan protección y alimento a una variedad mayor aún de
plantas y animales.
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Tomado de http://www2.inecc.gob.mx |
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¿Cuáles
son sus características?
Las características de cada suelo
dependen de varios factores. Los más importantes son el tipo de roca que los
originó, su antigüedad, el relieve, el clima, la vegetación y los animales que
viven en él, además de las modificaciones causadas por la actividad humana.
- El tamaño de las partículas minerales que forman el suelo determina
sus propiedades físicas: textura, estructura, capacidad
de drenaje del agua, aireación. Los gránulos son más grandes en
los suelos arenosos. Estos son sueltos y se trabajan con facilidad,
pero los surcos se desmoronan y el agua se infiltra rápidamente. Tienen
pocas reservas de nutrientes aprovechables por las plantas.
Los suelos limosos tienen
gránulos de tamaño intermedio, son pesados y con pocos nutrientes.
Los suelos arcillosos están
formados por partículas muy pequeñas. Son pesados, no drenan ni se desecan
fácilmente y contienen buenas reserva de nutrientes. Al secarse se endurecen y
forman terrones. Son fértiles, pero difíciles de trabajar cuando están muy secos.
Los suelos francos son
mezclas de arena, limo y arcilla. Son fértiles y al secarse forman pequeños
terrones que se deshacen. Un suelo con una composición equilibrada de cada
mineral es un suelo agrícola fácil de trabajar y con buenas reservas de nutrientes.
Mantiene la humedad a pesar de drenar libremente.
Cuando los poros entre las partículas de
suelo son muy pequeños, se favorece la retención de agua y el encharcamiento.
La presencia de materia orgánica permite que el agua se impregne e infiltre lentamente,
logrando así que las raíces la aprovechen mejor. A su vez, la presencia de
materia orgánica permite limitar la pérdida de nutrientes y facilita que sean
captados por las plantas.
Los suelos no tienen una estructura
uniforme: están constituidos por capas que se diferencian por el tamaño y
composición de las partículas. La capa superficial es más compacta, se seca con
rapidez y está poblada por pocos organismos, especialmente lombrices. Por
debajo de ella, está el humus, donde se acumulan microorganismos y nutrientes.
- Las propiedades químicas del
suelo dependen de la proporción de los distintos minerales y sustancias
orgánicas que lo componen. El contenido de nitrógeno, fósforo, potasio,
calcio y magnesio debe ser abundante y equilibrado. La materia orgánica
siempre contiene carbono, oxígeno e hidrógeno, además de otros elementos.
Al despedazar y descomponer las plantas y animales muertos, los
microorganismos liberan los nutrientes permitiendo que puedan ser
utilizados nuevamente. Las propiedades físicas y químicas del
suelo, unidas a los factores climáticos,
determinan los vegetales y animales que pueden desarrollarse y la forma en
que se debe cultivar la tierra.
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